Quiero compartir con ustedes este breve poema que escribí en los días más duros del confinamiento. Se trata de un texto urgente que llegó cuando todos, desesperados y desde nuestra jaula invisible, buscábamos certezas pero, sobre todo, luz.

También quiero desearos a todos mis mejores deseos: que la pólvora de la bengala se torne hoguera, el desollón en caricia, la quietud en éxtasis y que el irredento deseo del sátiro desemboque en una salvaje bacanal.

Que si las brujas existen os sean propicias y que el viento sople siempre, siempre a vuestra espalda. Que 2021 no vuelva a negarnos.

Cuiden y déjense cuidar.

Ávila, marzo de 2020